Cuando un amuleto llega a nuestras manos debemos limpiarla de toda aquella energía, negativa o no, pero ajena al fin y al cabo que pudiera haber absorbido anteriormente, para ello el proceso de limpieza consta de tres pasos:
1. Limpieza
2. Carga
3. Programación
Paso 1: Limpieza
¿Por qué tenemos que limpiar nuestras piedras?
Los cristales realizan un largo viaje hasta llegar a nuestras manos. Se extraen de sus minas de
origen, se venden a grandes distribuidores y en nuestras manos.
Cuando los compramos, ya han pasado por muchísimas manos y han absorbido influencias de todas
ellas. Por lo tanto, es esencial limpiarlos para neutralizar la energía y prepararlos para que reciban la
nuestra.
Limpieza con humo.
Pasar los cristales por humo neutraliza toda energía negativa de la que puedan estar cargados. En
este caso puede emplearse cualquier sahumerio, sahumo, ramillete de hierbas, quema de resinas,
palo santo, etc. Simplemente deberás encender el sahumerio o lo que hayas elegido quemar y pasar
los cristales por el humo ascendente focalizando tu intención en que se elimine toda energía ajena.
Paso 2: Carga
El siguiente paso es poner los cristales limpios a cargarse. Mi recomendación es dejarlos en un colchón de sal por 4 horas para que se carguen con la energía.
Paso 3: Programación
La idea de “programar” un cristal suena a informática y, de hecho, la comparación no va tan
desencaminada. Programar, en computación, es dar una serie de instrucciones que dicen qué se
debe hacer. En el ámbito de los cristales, vos mismo serás quien decide qué instrucciones pasar al
cristal, sosteniéndolo y focalizándote en él. El cristal absorberá tu energía y tus intenciones, y
conservará ese patrón energético hasta que se lo limpie y se repita el proceso.
Programar los cristales es necesario una vez comprados, limpios y cargados, ya que de ese modo los acogemos en nuestro espacio, nuestro campo energético y nuestra vida.